el culo del mundo

viernes, diciembre 08, 2006

Nieve, Madera de Olmo y Polonio 210.

Érase una vez, un pastor que vivía en el campo, allá, en las cumbre nevadas, donde nadie nunca iba. Éste, vivía solo con su ganado. También tenía una nieta, llamada Adelaida o algo por el estilo. Ésta, le daba muchos problemas, ya que a la moza le encantaba ordeñar a los toros y caballos, y éstos, a la hora de aparearse, no disponían de reservas ni de ganas.
Un buen día, pasó por allí una furcia, llamada Rotenmeyer, y se llevó a la niña para hacer de ella una prostituta de élite. El abuelo se sintió feliz por dos razones: la nieta se iba y sus toros y caballos podrían aparearse debidamente, y además, su dulce nietecita iba a convertirse en una dama de lujo.
Por el camino, Las dos se encontraron a un zagal que se había extraviado. El pobre niño buscaba a su madre que se había ido a los andes y le había abandonado. La furcia, al sentirse afectada por la tristeza que emanaba aquel pobre crío, lo cogió y le prometió ofrecerle un trabajo estable y bien remunerado en un país donde cualquiera podía hacerse rico. El niño, que muy sagaz ls observó la pechamenta a las dos mozas, se subió al carro a realizar unas palpaciones de mamas, muy demandadas en aquella época. El niño se llamaba Marco.

El mismo día, a la misma hora, unos kilómetros mas allá de aquel carro de madera de olmo que traqueteaba por el pavimento camino de España, en un país multicolor, vivía una abeja bajo el sol. Esta abejita se llamaba Maya, y tenía unos rizos tan bellos como los pelos de la polla de un noruego. Esa dulce abeja Maya, vivía en unos matorrales cercanos a una carretera pavimentada. Ese día, Maya salió como cualquier otro día a deleitarse con la luz de la mañana, a hacer el muermo, como hacían todos los insectos de los alrededores. Allí no había cadenas alimentarias ni nada por el estilo, simplemente, la mano de un alemán sagaz les había dotado de un organismo inmortal, o eso pensaban ellos. Había también un grillo con sombrero, una araña con pañuelo, y otra abeja, amiga de Maya, que era polenómana. Se pegaba chutes de polen cuando nadie la veía y luego asomaba con esa pinta de dormida que a tantos jóvenes de la época cautivaban.

Pues bien, como iba diciendo, ese día Maya salió al pavimento y vio un letrero colgando en el que se anunciaba una reunión a tal hora en el centro del pavimento. Se iba a discutir la construcción de una nueva sala de actos.
Maya picó a la flor de su amigo yonki y los dos fueron a ver que se cocía por la reunión.


Todo les causó gran expectación. Ellos pensaban que nadie iba a ir , ¿ quién querría asistir a una reunión tan absurda a una hora tan temprana de la mañana, que ni siquiera el devora gusanos había anunciado un nuevo día? Pues no fue así. Casi todo el poblado estaba reunido esperando al alcalde de la región. Estaban todos los insectos que uno podría imaginar. Todos. Y es que esa reunión tenía algo importante. No solo implicaba la construcción de la sala de actos de la puebla, sino que la clase constructora quería ascender al poder, y por tanto, eso quería decir el fin de aquella vida tan vaga y tan a lo gran hermano.
Así que empezó la reunión. El alcalde subió al estrado. Se veía todo el largo camino detrás de él hasta donde alcanzaba la vista. Había una gran presión encima de él. Se notaba en el ambiente. Sobre él estaba la responsabilidad de salvar a la pobre puebla de una vida futura de trabajos forzados. El alcalde iba a pronunciar su primera palabra, cuando…..

Cuando una rueda de un carro hecho con madera de olmo les atravesó a todos y dejó a las clases trabajadoras, las asentadas y a todas las demás hechas un amasijo de babas multicolores. Maya había muerto, y tras de ella, toda su puebla.

El carro seguía inalterable su curso por el pavimento, a pesar de haber destrozado a un ecosistema entero tras de sí. Marco ya había palpado suficiente, y viendo que nada más se podía hacer por la cabina de aquel carro de madera de olmo, abrió la puerta, y se apeó, con la mala suerte de que en ese momento pasaban justo por encima de un puente sin barreras. Sin sentido alguno, la vida de Marco había muerto, y nunca sabría que su madre en realidad, no se había ido, sino que se había quedado encerrada el sótano de su casa al poner la lavadora.
En la cima aquél desfiladero, un escultor de la madera, un artesano, un soñador, pensaba recostado en un árbol. Se llamaba Gepetto. Estaba pensando en cuán mal había malgastado su vida. No había mojado ni una sola vez. Tan solo había hecho marionetas entre ordeño y ordeño. Era un pobre desgraciado. Lo único que le daba fuerzas para vivir era su hijo, Pinoccio. Pinoccio (Pinocho para los amigos) , había vivido unas aventuras trepidantes. Era un niño de madera, un poco tonto, la verdad. Como carecía de cerebro, su conciencia era un grillo, llamado Pepito. Éste había vivido increíbles aventuras con él, incluso le había salvado la vida diversas veces. Pero era el colmo. Por culpa de sus estupideces había perdido 3 de sus 5 patas. Iba en silla de ruedas. Y quería vengarse de todas las guarrerias que Pinocho le había hecho pasar.

Daba la casualidad de que al borde de aquel desfiladero, revoloteaba risueña una mariposa. Pinocho, se sentía atraído por ella y quería atraparla. Pero como carecía de conciencia, primero debía de consultar con Pepito grillo. Pepito, al ver su oportunidad de vengarse, le dijo que sí, que podía perseguirla sin peligro alguno. Pinocho, a la respuesta de Pepito, salió disparado a perseguir la mariposa, y por cosa divina, se resbaló al borde del precipicio y se precipitó hacia un camino pavimentado que sobresalía por allá debajo. Gepetto, al ver que su hijo madero se dirgía a su muerte, corrió tras de él y también cayó por el barranco. Pepito se descojonaba en la higuera que le hacía sombra, viendo como sus dos mejores amigos se despeñaban por un abismo de roca afilada, dispuesto a juguetear con un par de cuerpos.

Pinocho se metió un talegazo tal con el borde del camino de pavimento, que allí mismo se mató. El resto fue ver la caída de un muñeco por un barranco. Gepetto, tuvo más suerte. Por allí pasaba un carruaje hecho de madera de olmo en el cual iban dos doncellas desconsoladas. Éste atravesó el techo y cayó en las nalgas de ambas, dejando entrever entre tablón y tablón su rostro canoso y ansioso de conocer a tales mujeres.
Las dos muchachas, le soltaron el mismo rollo que al difunto Marco, el cual ya reposaba en el lecho de un río, esperando la visita de un muñeco de madera.



Ese mismo día, unas horas más a la derecha de aquel desfiladero y los peligros que este traía. Había un reinado en el cual vivía una reina. Ya está. Allí no vivía nadie más. Solo la reina, a partir de ahora llamada bruja. En verdad sí vivía alguien más. Se llamaba Blancanieves, a partir de ahora Blanca. La verdad es que aunque se quiera ocultar, estas dos mozas siempre se estuvieron discutiendo su belleza. No se por qué, ya que no había ningún príncipe ni nada para aparearse, y a muy buena gana las dos se podrían haber hecho muy “amigas”.
Pueso no. La bruja se hartó de ser la fea y hizo una pócima. Una pócima que contenía entre otras cosas, polonio 210. Lo que quería la bruja era, en pocas palabras, matar a Blanca. Y así se hizo. En un falso intento de entablar una relación afable entre las dos, la bruja le metió una hostia a blanca por la espalda y la hizo beber la pócima encantada.
Ésta se convirtió en la mujer más fea de todo el reino, y se marchó al bosque, donde encontró una casa donde vivían 7 enanitos. Estos no eran enanos en realidad. Lo que en verdad ocurrió es que la radiactividad del polonio 210 que la bruja había usado en su pócima, había provocado unas mutaciones en el metabolismo de los pobres obreros.



Blanca se refugió en la casa esperando no ver a nadie más en su fea vida.
Los enanos, que venían de trabajar en las minas de uranio cantando una canción parecida así como a: aivoy, aivoy, etc. Se encontraron a un engendro de la naturaleza durmiendo atravesada en las 7 camas. Los enanos, que de amables no tenían nada ( lo que en verdad pasab es que disney clausuró algunas escenas muy obscenas y violentas y cambió ciertos aspectos de la vida de los enanos) se liaron a palos con blanca y la destrozaron viva, es decir, la mataron.
Después de estea arrebato de furia, se dirigieron al castillo de la bruja, donde realmente se encontraba la responsable de su corta estatura. La bruja, que mantenía una conversación con un espejo mágico, fue sorprendida por los 7 matones, armados con picos y palas, sedientos de sangre y venganza. El resto fue un derroche de sangre por parte de la bruja.
Cuando los enanitos salieron desfogados de el castillo, después de haber matado a la bruja se encontraron por aquél camino un principe, el cual había oído que por allí descansaba una princesa dormida o algo por el estilo. Lo que en verdad ocurría es que el principe había leído la vesión censurada de Blancanieves y se pensaba que enverdad vivía allí una doncella dormida esperando a su principe. Lo que se encontró fue lo siguiente: dos mujeres brutalmente asesinadas por unos enanos radiactivos que no tenían pinta de querer mucha amistad. Por esas tres razones se dio media vuelta y se dirigió hacia su casa, donde se quejaría via e-mail a los editores de blancanieves.
Mientras iba cabizbajo por el camino, llegó a un cruce. El pobre príncipe no se dio cuenta de que por allí podían pasar más vehículos. Y así ocurrió. En aquellos tiempos la coincidencia era algo que movía el mundo, y dispuesto a seguir moviéndolo, hizo que el príncipe se topara con un carro de madera de olmo el cual, que iba a unas velocidades desorbitadas atropelló descabelladamente a el pobre príncipe, Bekelair, el cual no tenía culpa de nada, pero bueno, había que rellenar esto y se me ocurrió matarlo, que más da.

Acabando aquella historia tan trágica, la radiactividad se desplazaba por los alrededores como una nube de gas radiactivo, que era precisamente lo que era.
En el lecho de un río de por los alrededores, descansaban dos cadáveres, los de Pinocho y Marco respecivamente. La verdad es que Marco no tenía permiso de residencia en Disneyland, pero daba lo mismo, estaba muerto. ¿ O no ? La radiactividad hizo que la madera tan mágica de Pinocho se reforzara con tanta vida que lo resucitó. Lo de la resurrección de Marco fue mas … orgánica. Pinocho se levanto con tanta fuerza que le metió los diez palmos de nariz a Marco por el culo. Da lo mismo que estuviera muerto o que se lo estuviera haciendo para que no lo repatriaran. Los diez palmos de nariz por su ano le despertaron. Y la radiactividad hizo el resto.
Qué bien, tenemos dos zombies en el cuento, dejémosles que campen por ahí y ya apareceran cuando la historia pierda hilo.

No más allá de veinte kilómetros del carruaje, una dama llamada “bella” ( aunque luego se descubriese que tenía pelo en el bigote) era una mujer a la que le gustaba leer. Su padre era inventor. Y su padre, quería participar en un concurso pues de eso, de inventores. Pero por aquellos tiempos, no había ni guía CAMPSA ni michelin ni nada por el estilo. Así que el padre de bella, se encontró con el típico cruce de caminos.


Estaba el claro y apacible, y el oscuro y peligroso. Pues bien, el padre de bella aparte de inventor era gilipollas, y haciendo gala de fundamentos, se fue por el camino peligroso. ¿Que qué le ocurrió? Pues que unos lobos que no comían des de vete tú a saber cuánto tiempo, se le abalanzaron al pobre rechoncho anciano y le empezaron a devorar. Éste, dejando tras de sí cinco dedos y media pierna, se topó con la mansión que podría salvarlo. Era lúgubre y siniestra, pero tenía un gran muro que podría bien servirle para esconderse y así poder hacer burla a esos lobos que tenían media pierna suya. El pobre anciano entró en la lúgubre mansión y se encontró a un conjunto de mobiliario viviente, a poder ser por la radiactividad, o no. El candelabro le sirvió una manta y una tetera llenó de café a su hijo y se lo sirvió al anciano. Pero aquella mansión pertenecía a un engendro de la naturaleza. Era la bestia. Y no le gustaba que nadie ni nada se plantara en su mansión sin permiso. Así que la bestia mato. Sí, mató. Despedazó, trinchó y devoró a el pobre viejecito.
Bella, que pensaba si su padre estaría triunfando en el concurso, vio como se acercaba el caballo. Ella se asustó y temió por su padre. Así que subió al caballo y le ordenó que le llevara donde había dejado a su padre.
El caballo la plantó en la mansión en un momento y menos tardó en desaparecer.
Bella traspasó la verja y entró en la mansión. Allí le esperaba la bestia. Esta quería matar a más personas, porque eso es lo que era, una bestia. Así que se plantó en frente de bella para que esta le reconociese. Bella, que temía la muerte de su padre, le propuso un pacto a la bestia: ella se cambiaría por su padre a cambio de la libertad de éste. La bestia soltó un cuesco de alegría y prosiguió con el trueque. Le lanzó lo que quedaba de su padre y la agarró con tal mala gana por el pescuezo, que se lo partió. Después de esto nadie más supo ni de bella ni de su padre.
Continuará...